Según McLean todos tenemos: "Un cerebro primitivo, o reptiliano". "Es el primero que se desarrolla, y se encarga de la supervivencia; mantiene alertas sobre los peligros a partir de los sentidos (el famoso “corre o lucha”). También es el que hace que respiremos, que bombee el corazón, la digestión, y el que nos proporciona el establecimiento de rutinas y hábitos. Esta parte se dice que no piensa ni siente; vive en el eterno presente, y se mueve por impulsividad." McLean también habla del cerebro Límbico, responsable de que sintamos emociones y el Neocortex responsable del pensamiento; sin embargo, hoy quiero hacer énfasis en el Reptil, ¿Por qué? Porque el cerebro reptil guía sin duda muchas de nuestras reacciones y elecciones y cumplir una meta, requiere entrenarlo y crear hábito que nos ayuden.
Para lograr es necesario cultivar el intelecto y aprender a manejar las emociones, también es importante crear hábitos que nos permitan parecernos a la vida que queremos. Por ejemplo, lograr la disciplina requiere acciones, requiere un conjunto de acciones que sean aplicadas de forma consistente y para ello debes ganarle al reptil que tiene mucho tiempo haciéndolo de forma diferente.
Es cierto que todo nace en un sistema de pensamiento, pero la acción ocurre gracias al reptil y desde mi punto de vista crear una disciplina implica ganar la lucha entre lo que piensas y lo que terminas haciendo. PNL ayuda a educar la manera de Pensar para Hacer y eso está muy bien, pues lo que te dices a ti mismo importa para generar las emociones y acciones; pero, que pasa cuando quieres algo y tienes ese saboteador interno que te dice que: ¡Pospongas!, ¡Mañana empiezas!, ¡Duerme otro rato! Es allí donde necesitas ganar esa batalla interna y pararte para hacer. ¿Haz escuchado que el cerebro necesita 21 días para crear un hábito? Bueno, ¡Estamos hablando del REPTIL! Practica esa técnica con algún hábito que quieras incorporar, comer saludable, leer, aprender otro idioma, hacer ejercicios, entre otros. Necesitas entrenar el reptil que llevas dentro y la forma más efectiva es hacerlo desde su naturaleza; es decir, ¡HACIÉNDOLO!.