SE MUERE UNA VEZ, SE VIVE TODOS LOS DÍAS

La semana pasada visité el Cementerio de la Recoleta, uno de los atractivos turísticos más visitados de la ciudad de Buenos Aires por sus numerosos e imponentes mausoleos y bóvedas; muchos de los cuales pertenecientes a principales protagonistas de la historia argentina.


Estando allí, me fue inevitable el reflexionar sobre la vida y la muerte. Sabemos ciertamente que moriremos, pero algunas veces no hacemos conciencia de la vida que tenemos y lo que priorizamos vivir. Nuestro vivir en particular es una circunstancia temporal, una oportunidad de participar de la vida como individualidad, nacemos y morimos como individuos.


Mi vida pasó cómo una película en segundos y me pregunté cosas como: ¿Estoy viviendo lo que quiero? ¿Quiero la vida que tengo? ¿Me siento feliz? ¿Si muriera mañana qué legado dejaría? Parte de lo que me impresionó de la visita, fue ver los mausoleos y la majestuosidad de cada tumba. Sin saber quien está enterrado allí, pude hacerme una idea de lo que tuvo, más no de cómo vivió. Desde presidentes, Políticos, artistas famosos, incluyendo a Evita Perón. Aunque hay muchos allí enterrados por su condición social, los más visitados son los que dejaron un legado importante, los que trascendieron, aquellos que dedicaron sus vidas en ser útil.


Seas de un pensamiento u otro... ¡Cuida tu vida! No sabemos si hay otra en el más allá, pero no debemos confiarnos y perder una vida a lo tonto. Digan lo que digan, piensen lo que piensen... ¡Todos valemos mucho! Es tu vida, tu forma de vivir, así que vívela y haz de ella las cosas que te hagan tener una vida digna y bonita... ¡Haz aquello que quieras dejar como legado!


Allí estaba el cementerio mostrándome el valor de la vida.